22 mayo 2009


Nadie, nunca, nada. A veces la vida duele tanto que te gustaría ser poseedor de esas tres palabras únicamente. Construir una burbuja a tu alrededor, cerrar los ojos, dejar los recuerdos fuera, sobre todo, no sentir cuando cierras la puerta a los sentimientos. Lo malo se lleva también lo bueno; sensaciones buenas pasadas y las que llegarán. Y de repente, una fuerza de naturaleza desconocida, te devuelve los recuerdos, te abre los ojos y te hace romper esa burbuja que te mantenía a salvo y encerrado a la vez.
La vida duele, pero hay que vivirla, vivirla intensamente, disfrutando cada momento e intentando que los demás la disfruten contigo. Porque, a pesar de todo merece la pena cada instante, cada momento, cada nueva oportunidad.
Las personas que queremos nunca desaparecen, viven eternamente en cada recuerdo, en cada sonrisa. Para ellos, para él va mi mejor sonrisa.
Para siempre.

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